
El implante de silicona cumple 50 años y lo hace con polémica, por el escándalo de los implantes PIP. Se ha convertido en la segunda operación de cirugía estética más popular de mundo –por detrás de la liposucción-. En 2010 un millón y medio de mujeres pasaron por el quirófano para aumentar el tamaño de sus pechos.
Como en todo, las modas cambian. En los años 20 del siglo pasado se usaba el pecho plano; en los 50 Marilyn Monroe era un ícono (para muchos, lo sigue siendo) y todas querían sus pechos voluptuosos. En los años 60, la revolución feminista volvió a imponer el busto reducido. En la década de los 80 volvieron los pechos grandes y muy grandes, así continuaron en los 90 –creo que una generación entera de hombres todavía recuerda a Pamela Anderson corriendo por las playas de California-. Ahora, salvo excepciones, se impone lo natural.
Pero la historia de los implantes de silicona es curiosa: El primer antecedente fue en 1890 cuando se probó a agrandar las mamas con parafina, pero se abandonó esta técnica porque la sustancia migraba a otras partes del cuerpo. Después, en los años 20 y 30 los médicos trataron de añadirle a los pechos la grasa de otras partes del cuerpo, y en los años 50 se probó con poliuretano, cartílago, esponjas e incluso bolas de vidrio (¡por favor, lo que debe haber sido eso…!)
El primer implante de pecho se lo puso, en la primavera de 1962, una madre estadounidense con seis hijos. Timmie Jean Lindsey fue al hospital a quitarse un tatuaje que tenía en uno de sus pechos, cuando los doctores le preguntaron si quería ser voluntaria para la primera operación de este tipo en el mundo. Accedió a cambio de que también le arreglaran las orejas. Le pusieron el primer implante de silicona, que antes habían probado, utilizando como cobaya a la perra Esmeralda. Pero es que según ha reconocido uno de los doctores, tampoco observaron la evolución de la perra a lo largo del tiempo porque sólo tuvo el implante dos semanas: el animal empezó a morderse los puntos de sutura y tuvieron que quitársela. Dantesco, Timmie era una auténtica inconsciente .
Este primer relleno consistía en unas bolsas de silicona rellenas de aceite de silicona de grado médico. Ahora Timmie tiene 80 años y en declaraciones a la BBC ha recordado: ‘Creo que todo salió perfecto. Se sentían suaves, como senos reales. Pienso que no entendí en ese momento la magnitud del cambio, hasta que salí a la calle y los hombres comenzaron a silbar cuando me veían.”
En 1992 se desató la polémica, los especialistas consideraban que los fabricantes no habían aportado datos médicos que confirmasen su seguridad y efectividad. Se barajaba la posibilidad de que el gel de silicona estuviese relacionado con la aparición de cáncer de mama, lupus, problemas reproductivos o artritis reumatoide. Así que los implantes de silicona se prohibieron en Estados Unidos durante 14 años. En 2006 se levantó la prohibición.
Desde la operación de Timmie, esta cirugía y el material utilizado han evolucionado enormemente, consiguiendo cada vez resultados más naturales. Dejando de un lado su vertiente más frívola de pura estética porque se quieren unos pechos más grandes, ha cambiado la vida de muchas mujeres que han sufrido cáncer de mama. Sin embargo, la polémica no los ha abandonado, desde hace unos meses los implantes PIP han desatado la preocupación entre las mujeres y el tema está lejos de estar terminado.